La atención es la capacidad de enfocarse en tareas específicas mientras se filtra la información irrelevante. Existen varios tipos de atención, cada uno con su propia función y relevancia clínica:
Los neuropsicólogos utilizan diversas pruebas y técnicas para evaluar los diferentes tipos de atención en pacientes. Las pruebas comunes incluyen el Test de Stroop, que mide la atención selectiva, y la Prueba de Símbolos y Dígitos, que evalúa la atención sostenida. Estas evaluaciones son esenciales para diagnosticar y tratar trastornos de atención causados por lesiones cerebrales, enfermedades neurodegenerativas, y otros problemas neurológicos.
Los trastornos de atención pueden surgir de diversas condiciones neurológicas y psicológicas. Algunos ejemplos incluyen:
La intervención en los trastornos de atención puede incluir una combinación de estrategias farmacológicas y no farmacológicas. Las terapias cognitivo-conductuales, el entrenamiento cognitivo, y las técnicas de rehabilitación neuropsicológica son comunes. Además, el uso de medicación, como los estimulantes para el TDAH, puede ser necesario para mejorar la atención en algunos pacientes.
El estudio de la atención es vital en neuropsicología ya que este proceso cognitivo es fundamental para casi todas las actividades diarias. Comprender y tratar los problemas de atención no solo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que también puede contribuir a un mejor manejo de otras condiciones neurológicas y psicológicas.
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